Cuentan a Chesterton y Tarantino
reunidos en un bar de gatos en Tokio,
los dos, y Sion Sono.
Los cuentan borrando los viernes del calendario,
con gusto narrativo por los bustos chocantes
y el anacronismo en la esencia.
Resultado del encuentro: adoquines fríos en invierno.
Un cristiano, rosa, y dos colgados, azul y morado,
acariciando felinos, mudando vello.
Esperando primaveras y lobos.