La vida es nuestra
una noche de tormenta
en que nos despellejamos la carne
bailando claqué sin
zapatos
en la ribera del río,
bajo los manzanos.
Quebramos los cielos de
agosto,
me conviertes en Gene
Kelly y yo te veo vestida
con un torrente de
agua dulce.
A los postres no
dejamos ni las semillas
de la manzana.
Agosto roto
y nuestro sudor para
estañarlo.
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