La carnicera de caballo
en la esquina de mi calle
ignora que construye poesía
al envolver churrasco
en papel chacillero.
Debería aparecer en titulares gigantes
por lo que hace
-y cómo-
y en sucesos por lo que ignora;
sin embargo la han vetado
y nadie sabe
diez hamburguesas
a precio de saldo
para sobrevivir a los cubos de caldo
preparados para la sopa boba.
Nadie sabe de su edad
en twitter
-picos de setenta-
ni se habla del baile
del cuchillo cuando separa
el costillar de lado a lado.
Doscientos grados
de horno en mi cocina
le rinden tributo salpimentado,
en la radio estertores,
actualidad,
y en el bolsillo
silbidos sin sustancia.
Prepara el filo,
disecciona el caballo.
Ya es hora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario