Querido Hernán:
Me
disculpo por haber estado tanto tiempo sin dar señales de vida. Soy una especie
de monstruo épico si a estas alturas consigo mantenerme incomunicado del resto
del mundo y, qué coño, me encanta.
La
entrevista con L. está resultando muy productiva. Afortunadamente la he
encontrado muy dispuesta a colaborar, siempre y cuando respetemos el anonimato
de quien le ayudó a huir entonces, teme que le hagan la vida imposible y con
razón: no me olvido que el asunto aún no ha prescrito. Por lo demás L. está muy
cambiada. Sigue conservando férreos sus principios, pero la ortodoxia se le ha
escurrido con la edad, de lo que me alegro. Que las demás la expulsaran del
colectivo no tuvo que ser nada fácil de digerir. Ahora puedo decir que la veo
feliz y tranquila. Aún no tengo ni idea de qué formato le voy a dar pero, como
mínimo, resulta un reportaje interesantísimo y de absoluta actualidad. Espero
que no lo termine demasiado tarde.
De
Fischer no he vuelto a saber nada desde lo de Alicante. Tendré que contártelo
algún día, pero he perdido el ritmo. Como diría F. ahora mismo estoy en el
fondo del valle y las primeras rampas de subida siempre me agarrotan las
piernas.
Saludos de mi señora.
PS.
La muerte de Panero me conmocionó tanto como a ti, no hay tambores para
hacerlo volver desde el reino de las sombras. Shit.
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