Sueño con Dubai en
bikini
y David Hasselhoff ya
no me parece tan fofo.
Imagino Dubai en
topless
y cómo Roma se
convulsiona
bajo la arcada de D.
El peaje lo abonarán
los cerdos
que matan y mueren en el oeste salvaje,
soldados de plástico explosivo y barrio
que gozan segando largas melenas.
Pienso si existe un Dios de Dubai de bikini y tanga
que se incruste entre
las nalgas de los cowboys
y me viene la arcada de
pasado mañana.
Sueño con Tierra Santa,
squaws orinan salvajes sobre la espiral de los
Cuadernos sagrados.
Mujeres que no responden a los gritos de David
el almuecín,
que llama desesperado a sus vaqueros de plástico.
Entre los cactus,
de los culos encorsetados huyen ideas
viscerales,
tripas remendadas, bikinis y tangas suicidas.
Mientras, en Jerusalén,
Hasselhoffs castrados se la juegan a las
carreras,
en la playa, bajo las arcadas del almuecín que
no comprende la espiral,
el adn de las cosas.
Las pieles rojas siguen
cabalgando.