Una
cabeza piensa,
afuera
la nieve no deja de caer.
¿Dónde
están las bordas
que
nos hicieron sentir seguros?
Las
arrancamos de nuestras camisas
y
quedamos con el pecho rasgado
a
la intemperie.
Afuera
la nieve no deja de caer
y
cuántas cabezas piensan
que
intubamos nuestras venas
con
cañerías de cobre
para el Zyclon B
generado
por nuestros intestinos
mientras
afuera la nieva cae
como
en los cuentos de eternautas.
A Juan M,
porque estuvo cuando debía.
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