lunes, 9 de diciembre de 2013

EL GRANO Y LA PAJA

Planeamos asesinar el pop de despacho,
el que no tiene entrañas
y sí burbujas sin cerveza,
almas de laboratorio y fórmulas mágicas
vestidas de tweed y medias de las caras,
sin bisturís ni sangre.
 
Éramos cinco
de matrícula arrancada
en un coche de paseo
y cada pie en el gas era ley y selva,
ladridos de palmeras
cansadas de la poda
que desenreda nudos y complicaciones.
 
Recordamos estribillos y besos,
modulados según la frecuencia
del marketing sin sedimento.
No tuvimos miedo al botón rojo,
como miopes blandiendo machetes
arreglamos cuentas con mitos
y matamos a sus cantantes.
 
A lo largo del camino,
en cada portal conocido,
nos fuimos quedando solos.
En la radio sonó el sorteo del Apocalipsis.
No hemos cambiado nada,
pero seguimos aprendiendo
del grano y la paja.

No hay comentarios:

Publicar un comentario