viernes, 17 de enero de 2014

EN LA OFICINA

Hay algo aquí,
en esta oficina,
que huele a zorro viejo
y no soy yo,
porque yo huelo, literalmente,
a gata persa-mestiza
blanca y negra.

Pero en la oficina
huele a voz aguda
entre los dientes,
al petróleo de las tuercas
de la burocracia.
Una mezcla de tinta
y risa muerta:
la cintura de un reloj de arena
donde el tiempo se comprime
y pasa sin disfrutar,
sin encontrar un motivo
para llegar a su destino,
queriendo sólo alcanzar
el otro lado.
 
Hay algo aquí,
sobre esta moqueta,
que huele a sudor añejo
y no soy yo,
porque yo huelo a aliento
de gato mestizo
blanco y negro.

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