martes, 15 de abril de 2014

FARM LIT (UNA HISTORIA EN JUEVES SANTO)

Te montaste en aquel autobús
buscando al hombre Marlboro.
Te habías largado de casa
con la maleta cargada
de novelas de granjeras
y las manos de oficinista,
cabeza poblada de viejos anuncios de tabaco
         y teletienda.

Viajaste con una monja,
Sheenna volvía de las misiones,
y después un parado,
dos gays aventureros
       y Johnny Ramone,
vuelto de los infiernos,
harto de Joey y Dee Dee,
los riffs de medio pelo,
los hombres que no cuidan a sus mujeres.

Sigo siendo conservador, decía,
y tú mirabas por la ventanilla,
corrían los postes de luz
podridos en el arcén,
pensabas en el humo bucólico
y en que la urea previene
las durezas en las manos.
Sigo siendo conservador, decía,
el horizonte no se movía,
Johnny olía a tabaco de liar,
he vuelto al vicio allí abajo, dijo.


En el cambio de línea
preguntaste por el rodeo,
y te indicaron allí,
la planta de oncología.
El hombre de Marlboro
había recogido el lazo,
yaciente enjuto sobre las balas de paja.
Caíste de rodillas,
como en una plegaria,
pasando páginas y páginas
de granjeras, quimio y llagas.

Ten una calada: es rubio americano.
                               Cómo se elevaba el vaquero
fumando,
                                                  Cómo se elevaba
mientras te daba lumbre
en la planta de oncología
de aquel pueblo perdido
en Tierra Santa,
  oliendo a meados de carnero
con las manos delicadas, de ranchero de oficina.

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