domingo, 29 de diciembre de 2013

CONVERSACIÓN


Estoy aquí, sentado con el Migue. Se supone que para eso están los colegas, ¿no? Estás mal. Indeciso. No sabes cómo afrontar tal o cual situación y le pides ayuda a un amigo. Para que te ayude. Y, joder, yo soy el campeón de los putos indecisos. Si hubiera una peña de indecisos, por lo menos me nombrarían tesorero.
¿Recuerdas ‘Mátrix’ –vaya, cómo no: ‘Mátrix’. La quintaesencia de la filosofía contemporánea.
Migue… ¿ves aquélla señora? –señalo con el dedo a una señora que se dirige al WC de la cafetería.
No me mandes a cagar todavía. Espera un segundo. Vale. Mátrix. Tú eres Neo, ¿me sigues? Estás sentado delante de un pedazo de negro, Morfeo, que te está ofreciendo dos posibilidades.
Hace tiempo que no eres mi camello -¿por qué sigo juntándome con este yonqui de medio pelo?
Presta atención. Pastilla roja o pastilla azul. Es tu maldito futuro el que tienes delante de ti. Y se trata de elegir.
¿Tripis? –de qué está hablando este tío.
Se me olvidaba que en el cole no te sentabas muy adelante en clase.
¿Gracias a quién? –estoy a punto de levantarme e irme.
¿Pero quién repitió tercero? –de levantarme, partirle la cara e irme, mejor dicho-. De eso se trata joder. ¿Qué prefieres? Saber qué es Mátrix o vivir una vida normalita siempre añorando el qué pudo ser y no fue –Hay que reconocer que, en ocasiones señaladas, sabe tocarte las pelotas.
A veces pienso -digo- que lo que tengo con Sara es pura fachada. Como en la canción aquélla ¿era de los Spinal Tap? -¡eso sí que era una banda!
Y no me malinterpretes, ¿eh? Que a mí Neo me parece un gilipollas. ¡La pastilla roja! Pudiendo vivir como le diese la gana entre nosotros el capullo elige ser un súper tío. La gabardina molaba, vale. Y seguirías siendo una pila duracell para los malos, vale –ya está, el desvarío. ¿Qué se puede esperar de un tío que vio treinta veces seguidas la trilogía?
¿Crees que debería que debería seguir con Sara entonces?
¿Con Sara? –bueno, he conseguido centrarlo-. Quizás Neo no era tan tonto después de todo –saca el córner y remata sobre mi propia portería.
Entonces ¿crees que me debería arriesgar con Marta?
¿Qué es mejor, un tripi o una raya? Eso depende de las personas. ¿Qué es lo que decía Nietzsche?: ‘Si tienes un porqué para vivir encontrarás casi siempre el cuándo’ –ni siquiera sabe hacer citas.
El cómo.
¿Cómo? –definitivamente me voy.
No era el cuándo, era el cómo. Gracias por todo tío, eres el puto amo.
¿Te vas?
Sí. Creo que la señora de antes me ha inspirado –y salgo por la puerta.
Y bueno. ¿Por qué pensé que quedar con el Migue era una buena idea? Tanta puta pastilla me ha revuelto el estómago. ¿Sabéis? Puede que no os hayáis enterado de nada. Pero yo he pillado por dónde iba el cabronazo. Se supone que se trata de tomar decisiones. Siempre sale con Mátrix y las putas píldoras cuando otros tienen que tomarlas. La idea es: ‘Haz lo que te salga, pero no me des más el coñazo’. El Ying y el yang. Blanco y negro. Vagina o escroto. Esa es la versión positiva. La versión negativa me la ahorro. Estaríamos hablando de ingreso en el psiquiátrico y, a fin de cuentas, un colega es un colega.
Y en lo que a mí respecta. Que le den por culo. ¿Quién dijo que elegir sea bueno? Cuando Sara y Marta se enteren de a qué estoy jugando ya me inventaré alguna excusa.

viernes, 20 de diciembre de 2013

ODISEA

Busqué la soledad y encontré tu voz
entre mis orejas de elefante,
hablando de cosas que asustan
siendo perro, niño o viejo.
Encriptado en la tozudez de los cobardes,
me llegabas como ecos
dentro de una nuez sin carne,
sin atender al sentido de las canciones
que nacían de tu pecho,
sin verte llegar a zancadas,
creyéndome Ulises grapado al mástil
del sentido de los tiempos.
Sudé mi mundo de ácidos
y placentas de almidón,
sudé y quise sudar tus canciones,
pero en ese timbre
los monstruos suenan amables:
arena sin estribillos,
sirenas sin huracanes,
viajero sin equipaje.

lunes, 16 de diciembre de 2013

LA VIDA FÁCIL

Desde el aire los lados del acantilado
parecían muy distintos
y nosotros elegimos el sencillo.
Una vez aquí
odiamos sus tierras y su gente
y condenamos los deseos
del peso de nuestra sangre,
como si nuestra cobardía
fuera una condena indecente,
un destino inequívoco
provocado por un linaje
impropio de nuestro genio innato.

Luego de recorrer las depresiones
calizas y las aguas bravas
fuimos sinceros sobre
nuestra salud enfermiza
y nos perdonamos,
aunque  el alambre se doble
con el peso de la hipocondría.
Las sanguijuelas y las sangrías
son parte de la enciclopedia yerma
de las gafas de vidrio convexo.
Nos agarramos de la mano
y hasta a veces cruzamos
las sogas del otro lado.
Mejor es juntos,
aquí, volando o allí.

lunes, 9 de diciembre de 2013

EL GRANO Y LA PAJA

Planeamos asesinar el pop de despacho,
el que no tiene entrañas
y sí burbujas sin cerveza,
almas de laboratorio y fórmulas mágicas
vestidas de tweed y medias de las caras,
sin bisturís ni sangre.
 
Éramos cinco
de matrícula arrancada
en un coche de paseo
y cada pie en el gas era ley y selva,
ladridos de palmeras
cansadas de la poda
que desenreda nudos y complicaciones.
 
Recordamos estribillos y besos,
modulados según la frecuencia
del marketing sin sedimento.
No tuvimos miedo al botón rojo,
como miopes blandiendo machetes
arreglamos cuentas con mitos
y matamos a sus cantantes.
 
A lo largo del camino,
en cada portal conocido,
nos fuimos quedando solos.
En la radio sonó el sorteo del Apocalipsis.
No hemos cambiado nada,
pero seguimos aprendiendo
del grano y la paja.

sábado, 7 de diciembre de 2013

EL FUTURO EN DIÓGENES

Escribo como una tormenta eléctrica,
entre los huesos,
a través de la solidez del esmalte
y el tuétano aceitoso,
así huyo del futuro,
esperando la tierra mojada.
¿Qué seremos?
Harina en polvo para bueyes caníbales,
saciadores, 
indigestiones para estómagos ignorantes
de paladear relojes.
Seremos comida basura entre sus jugos gástricos,
sin perro blanco, ni toneles,
sólo magnas sombras.
¿De qué les servirán los pechos de silicona
si almacenan los relámpagos que les dan vida
envasados al vacío?
Serán como versos que atraviesan
cañas de hueso vanas,
sin nervios, acero, ni mantequilla.
No olerán más a tierra mojada.

sábado, 16 de noviembre de 2013

EL TRÍO QUE BORRÓ LOS VIERNES

Cuentan a Chesterton y Tarantino
reunidos en un bar de gatos en Tokio,
los dos, y Sion Sono.

Los cuentan borrando los viernes del calendario,
con gusto narrativo por los bustos chocantes
y el anacronismo en la esencia.

Resultado del encuentro: adoquines fríos en invierno.
Un cristiano, rosa, y dos colgados, azul y morado,
acariciando felinos, mudando vello.

Esperando primaveras y lobos.

martes, 22 de octubre de 2013

CLEPTOMANÍA I

Le robé a Ángel González su Bartok de todo
para que en los ratos muertos
rebañara la saliva de Gregory Samsa,
la atesoro entre sales de cristal,
un souvenir de la Praga de casas amarillas,
procesos y castillos.
No le sirve, por enjuto, la gabardina de Ignatius,
y dice que hiede a asiático americano
la alfombra orinada del Nota
Los herrajes de José se los cosí a los párpados
con agujas de venganza corena
y le cedí el pánico de Japón al crimen y al castigo
de los necios.
Es fácil comprender porqué Bartok prefiere a Ángel,
pero yo se lo robé
para que en los ratos muertos
me abrillantara el cristal de Ikea,
que apesta a cal europea.

lunes, 30 de septiembre de 2013

Mis alocadas aventuras con Bobby Fischer I: BOBBY SE APARECE.

Acostumbro a caminar en calzoncillos en mi piso de soltero, con las persianas levantadas y las cortinas descorridas, como un rey en el tablero desprotegido de alfiles y torres y la única compañía de un peón solitario. Me siento en la silla del ordenador, juego partidas rápidas al chess máster, nivel infrahumano. Y un día, ding dong ding, propaganda o algo peor. Voy hacia el hall dando por perdida la dama y ante la puerta, toc toc toc. La chorra se asoma por la abertura del calzoncillo, como un caballo frente a un ataque Fegatello, así que la hago retroceder y pom pom pom, puñetazos como panes en el descansillo. 

Abro y veo a un viejo con barba cana, alto y desgarbado, con perfume a cartón del Tío de la Bota y alitosis de garrafa, me suelta: ¿No me conoces?, con esas ropas de mendigo de cuarta, como una pieza de ajedrez de plástico quemada con mechero. Así, vestido de gala, le digo, pues no mucho. Bonitos gayumbos, responde creo que en ruso para después apartarme con la mano y entrar hasta la cocina. Abre el frigo y se busca un algo para beber frío, suda como un marrano. Soy Bobby Fischer, dispara. Imposible, respondo en inglés, vamos: Impossible, estás en mate desde 2008. A que mola, sigue Bob, lo vamos a dar todo, me comenta.

sábado, 21 de septiembre de 2013

CARNE DE POTRO

La carnicera de caballo
en la esquina de mi calle
ignora que construye poesía
al envolver churrasco
en papel chacillero.

Debería aparecer en titulares gigantes
por lo que hace
-y cómo-
y en sucesos por lo que ignora;
sin embargo la han vetado
y nadie sabe
diez hamburguesas
a precio de saldo
para sobrevivir a los cubos de caldo
preparados para la sopa boba.

Nadie sabe de su edad
en twitter
-picos de setenta-
ni se habla del baile
del cuchillo cuando separa
el costillar de lado a lado.

Doscientos grados
de horno en mi cocina
le rinden tributo salpimentado,
en la radio estertores,
actualidad,
y en el bolsillo
silbidos sin sustancia.

Prepara el filo,
disecciona el caballo.
Ya es hora.

martes, 17 de septiembre de 2013

EL CEMENTERIO DE LOS COCHES OXIDADOS

A veces podría reposar
en el desguace,
así, como retratas los coches
y el óxido que te obsesiona.

Abandonarme al calor, ahí, y pudrirme
solo,
rodeado de colores químicos cuarteados,
parachoques vencidos, lunas estrelladas,
radios sin batería.
Lejos de tus pinceles,
cerca de tus acuarelas.

Verías la maleza entre mis bujías secas
y cardos de flores moradas
abrazaderas de llantas sin goma.
Una joya más que pintar
sobre los ejes
que no recorrerán más millas.

A veces podría reposar
en el desguace,
solo, con el óxido
que te obsesiona.

viernes, 23 de agosto de 2013

SINGIN' IN THE RAIN


La vida es nuestra
una noche de tormenta en que nos despellejamos la carne
bailando claqué sin zapatos
en la ribera del río, bajo los manzanos.

Quebramos los cielos de agosto,
me conviertes en Gene Kelly y yo te veo vestida
con un torrente de agua dulce.

A los postres no dejamos ni las semillas
de la manzana.
Agosto roto
y nuestro sudor para estañarlo.

martes, 13 de agosto de 2013

SI DECIDES CABALGAR

Conduces con los baúles
cargados de un cuerpo descuartizado.
Huiste de la reserva,
una squaw, doscientos caballos,
libre,
por delante todos los peajes, las tasas
y las servidumbres
que hay que atravesar
                                         si decides cabalgar.

Conduces con una cabellera morena al cinto
y cuando regresas de pasada
a los casinos de la tribu
la ruleta sigue girando como la dejaste,
triste,
el crupier ha perdido los dientes
amorrado al JB de siempre.

Te niegas a llamar premio al rojo dos
y dejas las fichas en caja.
Acabas de darte cuenta
de porqué te resulta tan familiar
el esmalte de uñas
de los dedos de la mano
que asoma por el maletero.

viernes, 9 de agosto de 2013

EL PERIODO REFRACTARIO

Ahora que las pezuñas de centauro
de mi período refractario
quieren abrir la puerta del corral,
ahora,
cabe preguntarse qué diferencia existe
entre cabalgar ochenta kilómetros
todos los días
y quedarse en casa
alimentando ruina y mala vida
para las arterias.

Ahora
que el Duke y su esposa
han decidido plantar
a la mirada del tuerto
cerrando la exclusa
de su cabaña en el desierto,
ahora,
-en fin-
que los lomos del centauro están
descansados de las alforjas
de los exploradores
y su inquina,
ahora,
-y ya-
sólo queda aguardar a ser
un amante más
en la vía láctea.

martes, 30 de julio de 2013

PERTURBAR AL TURISTA


En mi habitación
-donde me refugio atrincherado-
el calor ha empezado a derretir
los óleos del hotel Fénix.

He vaciado el minibar,
Steve Buscemi reparte más licor
recorriendo el pasillo,
pero yo no le abro
-no me gusta su eco nasal-.

Sobre la alfombra
Jackie Daniels
descansa vacío junto a míster Belvedere,
elevan sus vapores
hacia mi estómago y las sienes.
-¡Cierra la boca Stevie!-.

Espío a través de la persiana de rejilla
-primera línea de playa-,
nadie se refugia en mecedoras
de agua y sal,
sólo arena bajo las sombrillas,
el tumulto
está de camino.

Aguardo su llegada para abrir la puerta,
marcar los lienzos con los dedos
y pintarme la cara
-señales de guerra-.
Hay que perturbar al turista.

jueves, 18 de julio de 2013

¿PUEDE UN HOMBRE AMAR A LA MUJER MÁS TRISTE DEL MUNDO?

De puerta en puerta y esquina en esquina
Arthur Miller recuerda con tres ramos de flores
que después de la caída
los músculos de la espalda
no pueden unirse ad hoc
como las notas de sus guiones para Gable.

Las mujeres tristes huyen oxigenadas,
con los pies por delante
y las uñas lacadas arriba y abajo.
No hay nada más que aportar a la consumación del drama
salvo el color de las rosas y los tulipanes
y la postal del forense.

miércoles, 3 de julio de 2013

SINGING IN THE RAIN


La vida es nuestra
una noche de tormenta
en que nos despellejamos
la carne
bailando claqué
sin zapatos
en la ribera del río, bajo los manzanos.
Quebramos los cielos de agosto,
me conviertes en Gene Kelly
y yo te veo vestida
con un torrente de agua
dulce.
A los postres
no dejamos ni las semillas
de la manzana.
Agosto roto
y nuestro sudor para estañarlo.

domingo, 30 de junio de 2013

VIBRACIÓN POR SIMPATÍA


Resuenas a mi lado poderosa compañera
y escucharte me hace vivir en presente de indicativo.

Te he visto derrumbada, caída
way down in the hole
en un blues de Tom Waits.

Y cómo te has levantado, erguida
on a foggy night
y no hay canción que cuente tu vida.

Te agitas bajo las sábanas, no hay penas para mí
cuando cabalgas pese a los cataclismos.

viernes, 28 de junio de 2013

LA IMPORTANCIA LLAMADA IMAGEN

No había fotografías de Dorothea Lange
en las revistas adolescentes de los noventa,
ni vello en el pubis.

Les sobraba arroz en los ombligos,
murmura Centélles parapetado en el caballo
que alimentó a los trotskystas,
creyeron que a base de cereales de marca blanca
sus hijas no querrían ser anarquistas,
que Kronstadt bien vale un akelarre rojo en Venezuela.
Y punto en boca.

Pero volviendo a Dorothea,
volviendo a la importancia del pubis y el arroz,
montando la grupa caída del caballo de Centélles,
ahora las adolescentes de los noventa
rayuelan los cuarenta.

Y los otros, marineros, fotógrafos y caballos
caducaron

Y el arroz.
¿Qué?

miércoles, 26 de junio de 2013

SIN TÍTULO



Una cabeza piensa,
afuera la nieve no deja de caer.
¿Dónde están las bordas
que nos hicieron sentir seguros?
Las arrancamos de nuestras camisas
y quedamos con el pecho rasgado
a la intemperie.
Afuera la nieve no deja de caer
y cuántas cabezas piensan
que intubamos nuestras venas
con cañerías de cobre
para el Zyclon B
generado por nuestros intestinos
mientras afuera la nieva cae
como en los cuentos de eternautas.

A Juan M,
porque estuvo cuando debía.

lunes, 24 de junio de 2013

SOUL BY SOUL


Improvisa Julia
en la calle Reis,
razón Ciudad P,
camina
dando                 quiebros,
                                                                    porque teme:
la están siguiendo.

                              Se detiene:
                              tras un hueco
                              (de la pared)
                              y aguarda
                              y mira.

Una sombra alargada desde el inicio de la curva, veinte metros, cincuenta, cien metros de sombra de mensajero sin carta, sin sellos, sin ondas en el aire viciado de los satélites. Se recorta en el agua pisoteada de los charcos una gorra de cartero sin sobre, pero con remite. Una silueta de abre cartas afilada como la melodía del alma de Keb' Mo.

I'll be your vigilante
If that’s what you need baby

                                                                                                     Las ceras de colores que ha comprado para su hija perforan la bolsa de plástico, la sujeta con fuerza al abandonar errante la seguridad de paredes húmedas en la calle Reis.
De nuevo vagabunda,
cae un color y rompe un charco de amarillo
vuelve para atrás,
pero el filo de la sombra sigue y salta,                                 Julia olvida el color y su hija para quebrar el
                ta-
cón
                    de su zapato izquierdo;
                                                  no se detiene
                                                                    y co-
                                                                          gea.
Lo
inten-
                                                                                       ta.

I'm on your side.

El abre cartas de acero a la altura de la clavícula.

I'm on your side.

Keb'Mo miente y con el estribillo se desprenden
músculo
hueso.
Sangre,
pigmento.

jueves, 20 de junio de 2013

ACTITUD BINARIA

Quiero leer a Panero en google,
-tengo la antología aquí mismo,
en algún lugar del caos que hemos creado-,
pero llevo seis meses
-¿sólo?-
con una actitud binaria insoportable
y abro Mozilla o Chromium
-un buscador alternativo,
yes, you're the choosen one-
y escribo

Open Bank.

Quiero leer al Panero cowboy
porque ayer repitieron Arde Missisipi
y yo estoy de baja del mundo
que se abre por la televisión,
el que se abre al salir del portal
al que le falta un tornillo
como un cuento Pop-Up
sostenido con hilos y engranajes de cartón.

Ceros
Unos
Síes
Noes
el diluvio
Blanco
Negro
Barricada
Ongi etorri
actitud binaria.

Panero articulado en vano
para que que me recuerdes
que el whisky de garrafa
no produce fístulas en el ano
y que el lorazepam
es el antidepresivo de guardería.
Y escribo

Open Bank,

porque citar a Panero
es recubrir mi pensamiento binario
con una chupa de petróleos
de Long John Silver,
obtenida legalmente en la franquicia
de la baja de la vida.

lunes, 20 de mayo de 2013

NO PASA NADA


- Hace frío en esta casa –dijo ella.
- Sí. Debemos tener alguna fuga –le contestó su marido.
- Gabriel, no sé para qué hemos instalado la calefacción si ahora resulta que perdemos calor –corrientes heladas atravesaban el pasillo y las habitaciones que parecían surgir espontáneas, de cualquier parte.
- No importa, nos dijeron que podía suceder. Las casas viejas son así, ya sabes que hay grietas. Sólo tenemos que encontrarlas y sellarlas, para el año que viene ya lo habremos solucionado. No pasa nada.
- ¿No habremos tirado el dinero? –preguntó ella.
- No mujer, es normal. Voy a subir el termostato –Gabriel giró la rueda de plástico que marcaba la temperatura ideal, la giró hasta la marca aproximada de los 25 grados.
- ¿Tomamos un café o vamos al cine?
- ¿Salir? ¿Has visto cómo está nevando? Hace un frío espantoso ahí fuera, ¿No prefieres ver una peli aquí?
- No. Pero da lo mismo, debería ponerme a escribir –ella hizo una pausa y miró por la ventana. Había niños fuera arrojándose bolazos de nieve. Un coche del ayuntamiento con una pala adosada en el parachoques delantero se afanaba en descubrir el asfalto. Ella sonrió-. Por un momento he querido ir a hacer un muñeco de nieve al parque, como cuando teníamos quince años –dijo y ahora sí le recorrió la espalda un escalofrío.
- ¿Un muñeco de nieve? –él sintió que la sangre se le concentraba bajo el pantalón de pana.
- Sí, pero ha sido sólo un momento. Ya te digo que no pasa nada.
- ¿De qué va tu libro? –la costura del pantalón recuperó rápidamente su languidez habitual y también los recuerdos que habían amagado revelarse. Gabriel dejó el termostato en 21, no quería desperdiciar energía inútilmente, se acercó a la ventana y ella se movió hacia el cuarto que utilizaba como estudio. A medio camino giró, él estaba de espaldas mirando por la ventana viendo a los chavales jugar bajo la nieve, como ella hacía un instante.
- El protagonista es un profesor universitario que ha invertido demasiado tiempo investigando y ha perdido el contacto con la gente –ella se sentó frente al ordenador y se cubrió las piernas con una manta.
- ¿Es químico? –preguntó Gabriel y una ventisca repentina hizo que los críos detuvieran su batalla de bolas, los copos se arremolinaban y se confundían con la nieve que ya había cuajado y que el propio viento levantaba del suelo. Los niños se desperdigaron, cada uno a su casa, seguramente. Una alfombra blanca había vuelto a cubrir el rastro negro del quitanieves.
- ¿El profesor? – intentó aclarar ella para pasar a cubrirse las manos con mitones-. No, sociólogo. ¿Quieres leerlo?
Parecía que se estaba haciendo de noche y era la una del mediodía de un domingo. Gabriel creyó ver luz a través de una rendija de la pared, un hilo de luz gris que venía de la calle. Se acercó hasta el tabique y se acuclilló, pasó el dedo por la grieta, se incorporó y fue a por una bata. La sellaré mañana, pensó sin ninguna intención de leer el texto.

domingo, 5 de mayo de 2013

WHAT EVER HAPPENED?



Me regalaste un CD de
Michael Jackson
el día que lo enterraron
y me acordé
de Joan Crawford,
Bette Davis
y un pollito rosa fucsia
que se murió entre mis manos,
Yo tenía nueve años.

Con el tiempo
te escribí un correo
y dije que ya no eras
dulce, ni encantadora.
Que, tal vez, no
lo habías sido jamás.
Tampoco el verano
que conduje hasta la playa,
para verte.

Bailamos borrachos sobre la arena
y en el motel
te hice el amor
mientras pensabas en el
pianista del bar de abajo.

Podríamos haber sido amigos,
pero el día que
Michael Jackson
condujo hasta la playa de
Joan Crawford,
Bette Davis
y un pollito rosa fucsia,
me regalaste un CD.

Yo tenía veintisiete años
y uno nunca debe decir
cosas malas sobre los muertos.

miércoles, 1 de mayo de 2013

NO LEAS LA PÁGINA 99


“No leas la página 99”. Me he encontrado tu mensaje en un post it amarillo chillón pegado en la página 97 de la novela gráfica Trauma Accidental de John Adams. La letra en boli azul seco es tuya, exmujer. No sé cuánto tiempo ha pasado desde que la escribiste, hace nueve meses y medio que te largaste de casa. Podrías al menos haber gastado un poco de aliento con el boli.
Mi primera reacción ha sido cerrar el libro. No he podido soportar ver esos dos nueves redondillos. Insististe en que leyera a Adams, un escritor que no es sublime, ni demasiado vulgar, un dibujante que no destacaría entre dos millones. Sus cómics son como una película de sobremesa de Antena 3, ni de las mejores ni de las peores.
Devoré a Adams, fagoticé sus palabras, me desgaste la retina en sus dibujos, llegué a amar a sus personajes oprobiosos, sus tramas mal copiadas y reinventadas de autores mejores que él. Lo hice por ti.  Ahora, revelada en una nota mal escrita a boli ¿quieres prohibirme leer una de sus inanes páginas?
He deseado llamarte y decir que se acabó. Que ya no puedes sermonearme, ni decir qué puedo o qué no puedo hacer. Por el contrario he tomado la página 99 y claro, también la 100 y las he rasgado de la edición de pasta blanda del Trauma accidental perpetrado por John Adams haciéndolas pedazos.
Al instante me he arrepentido. He rebuscado por todos los cajones celo para reconstruirlas y poder leer al menos la número100. He revisado el cajón dónde solías guardarlo, pero no estaba allí porque cuando te marchaste cambié el orden de las cosas para no tenerte tan presente. Mientras intentaba recordar cuál podía ser el nuevo lugar de la cinta adhesiva he tomado los fragmentos de las hojas 99 y 100 y he probado a reconstruirlas sin leer, sólo atendiendo a las formas del papel y las viñetas. Lo he conseguido.
Me he hecho con un sobre, ni muy grande ni muy pequeño, uno de esos que se emplean para enviar cartas ni muy extensas ni muy breves, como las que antes mandábamos a la familia por Navidad. Y después he guardado la página dentro del sobre doblándola por sus costuras de plástico adhesivo, con tu mensaje en el pequeño papel adjunto intacto.
Tengo la página 99 ahora en mi bolsillo reconstruida con tiras de celo transparente. La saco y la desdoblo y cuando termino escribo tu dirección en el frontal del sobre con un boli azul perfecto, y observo la boca del buzón de correos con óxido en los costados. Introduzco el post it amarillo chillón en el sobre, compruebo dos veces que está dentro y lo envío.
Camino de vuelta y  mis pies parece que se quieran pegar al suelo. En casa coloco la página 99 remendada dentro del Trauma Accidental de John Adams. No me importa lo que diga, no me importan sus frases tan sintácticamente perfectas como desalmadas, no me importa su trazo de dibujo deslavazado, no me importa. Me descalzo. Hay un chicle en mi zapato derecho. Pisoteada y amarrada a la goma masticada una nota azul en amarillo que chilla aún seca, juro que estaba dentro del sobre, “No leas la página 99”.

sábado, 20 de abril de 2013

NOVELAS DE VERANO

Puede que tú estés tumbada en la playa,
desnuda,
o al menos con los pechos
hundidos en la arena
y la espalda al aire.
Lees a Kundera
-La vida está en otra parte-.
Lejos,
tengo los ojos irritados
por el cloro y los cowboys
y pienso qué cojones
se te ha perdido
en Salou en agosto.
Finjo leer algo duro
-McCarthy-
y la densidad de la prosa
se deshace porque
la curva interior
de tus piernas
estiradas o en cuclillas
se fija en mi cabeza,
como un grabado en pleno
Meridiano de Sangre.

En el instante en que derramas
agua de coco por tus comisuras
y el vendedor ambulante
mira sin recato cómo se desprende
la arena de tus pezones,
y tú le coges el cambio,
y le encuentras cierto parecido
a Rimbaud
yo le digo a tu mejor amiga
que lo que sucede en las Vegas
se queda en las Vegas
y que Pamplona no es Nevada,
aunque conozco un casino
y podemos jugarnos las chancletas,
las camisas o los corsés.
El instante prosigue más allá,
tengo la certeza de que
sigo siendo un lector pésimo,
que no voy a poder terminar
mi novela favorita.
La que siempre abandono
en el mismo punto
todos los veranos.